¿Otra manera de ser consciente?
No ceder a las tentaciones. Hay muchas cosas ricas además de las que necesitamos cuando vamos a comprar al súper; en internet, ese mueble que se vería tan bien, o el televisor de 55 pulgadas para ver series en familia. Son tentaciones. Pero, hay que ponerse a pensar: llevo dos semanas encerrado. ¿Mis clientes van a poder seguir comprándome para mantener los ingresos que tengo? O, mi empresa, ¿va a poder continuar operando y pagándome lo que me pagan? Y si puede, ¿por cuánto tiempo?
En este tiempo de incertezas, hay una gran certeza: debemos apretarnos el cinturón, en lo personal y profesional. Todos remar para el mismo lado. Mantengamos funcionando el comercio, pero comprando lo justo, lo básico. Sin acaparar ni salirnos de un presupuesto acotado. Regaloneemos a nuestros hijos, parejas, padres, pero de la manera correcta, dedicándoles tiempo. Y si podemos ayudar, ayudemos. Si hay adultos mayores, ver cómo comprar y llevarles las cosas que puedan necesitar. Es hora de demostrar que no hay lados, partidos, edades ni colores. Que somos uno solo. Es la única manera en que esto puede quedar atrás como un mal recuerdo. Ojalá lo más pronto posible.